Harold Preciado emergió como una de las figuras más brillantes del fútbol mexicano durante su etapa con Santos Laguna. Con una habilidad innata para definir jugadas y un instinto goleador, se consolidó como referente en la Liga MX, incluso alzándose como campeón de goleo en la temporada 2023. Su nombre resonaba en los estadios, y su camiseta era símbolo de inspiración para miles de aficionados que celebraban sus goles y su entrega en la cancha. En un deporte donde el éxito es efímero, Preciado parecía tenerlo todo: talento, reconocimiento y un futuro prometedor.
La Caída: Dopaje y Controversia
Sin embargo, en marzo de 2024, su carrera se desplomó. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) anunció que Preciado había dado positivo por Esteroides Anabolizantes Androgénicos (EEA), sustancias prohibidas que mejoran el rendimiento físico. La noticia sacudió al mundo del fútbol: el ídolo se convertía en el centro de un escándalo que trascendió lo deportivo.
Las redes sociales y los medios se inundaron de críticas. Expertos cuestionaron la ética en el deporte profesional, mientras que Santos Laguna, club que lo vio brillar, guardó un silencio incómodo. Para Preciado, no solo era una sanción: era el colapso de su legado.
La Sentencia: Tres Años en el Olvido
El 6 de marzo de 2024 marcó un punto de inflexión. La CONADE impuso una suspensión de tres años, prohibiéndole participar en cualquier actividad relacionada con el fútbol hasta 2027. A sus 30 años, el castigo no solo lo aleja de los estadios, sino que pone en jaque su regreso. Para 2027, tendrá 33 años, una edad en la que muchos delanteros ya consideran el retiro.
La pregunta ahora es inevitable: ¿Podrá Preciado resurgir? Históricamente, pocos jugadores logran recuperar su nivel tras suspensiones prolongadas. Casos como el de Diego Armando Maradona o incluso Andre Onana (quien regresó tras un año de sanción por dopaje) muestran que el camino es cuesta arriba, tanto física como mentalmente.
El Dilema del Regreso: ¿Segunda Oportunidad o Adiós Definitivo?
Más allá de lo deportivo, el caso de Preciado revela una cruda realidad: la presión por el rendimiento en el fútbol de élite. En un entorno donde los contratos, la fama y los resultados dependen de mantener la excelencia, algunos jugadores caen en la tentación de atajos peligrosos.
Para Preciado, la rehabilitación será clave. Además de cumplir con programas antidopaje, deberá reconstruir su imagen pública y reconectar con equipos dispuestos a darle una oportunidad. Mientras tanto, su historia sirve de advertencia para nuevas generaciones: el éxito fugaz no vale el costo de una reputación destruida.
